miércoles, 10 de noviembre de 2010

Literatura capitalista

Literatura capitalista

Luna Rdz

“el dinero no lo es todo… pero como ayuda”

De la canción el dinero no es todo de Los auténticos decadentes.

El capitalismo es el sistema económico fundado en el capital como relación social básica de producción. En el capitalismo los individuos privados y las empresas, empleando trabajadores asalariados, llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes o de servicios, con el propósito de producir y acumular ganancias u otro beneficio de interés propio. También se denomina capitalismo o sociedad capitalista a todo el orden social, político y jurídico originado en la civilización occidental y basado en aquél sistema económico. El orden capitalista se distingue de los anteriores por su movilidad social y por la regulación formal de las relaciones sociales mediante el contrato libre.[1]

Con la aparición de la imprenta todo comenzó a cambiar, además de que los eruditos se extinguen, la industria editorial comenzó a dar sus primeros frutos, aunque la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir, la exposición de la literatura de ese tiempo se dio en pintura, teatro o canciones, escultura o cualquier otro tipo de arte; relataba las asañas de los grandes, los mitos eran representadas, las tragedias y más. El interés de las instituciones en el capital, también ha afectado y beneficiado a la literatura en todo el mundo, y la ha beneficiado al dar paso a las instituciones de producción literaria: las editoriales.

En la actualidad, aun que en México no somos un país de lectores, por lo menos un porcentaje de la población sabe leer y escribir; además que

Las transformaciones económicas y políticas de todo el mundo han llegado a la industria editorial y al comercio del libro. La tan mencionada "globalización", que no es otra cosa que la concentración del capital y del conocimiento y la centralización de las decisiones, ha cambiado muy rápidamente todas las reglas de juego.[2].

Y las ha cambiado tanto, que las editoriales se ven obligadas a producir libros que saben venderán con facilidad, para dar la obligada aportación de capital a la sociedad que pertenecemos. Y en esta obligación sólo puede haber dos tipos de literatura, la de autores reconocidos a nivel mundial, como Octavio Paz, Edgar Allan Poe, Carlos Fuentes o Nietzsche, por mencionar algunos. O producir literatura de masas, es decir aquella que si no nos habla de superación personal, nos expondrá una trama sobre los seres míticos en boga, donde el amor triunfa ante todo, o simplemente, donde nos hablan de los temas más actuales que resultan interesantes para una mayoría. En estas obras la fantasía pierde su realidad, quitan lo horripilante que existía en los seres míticos, presentándolos con demasiada ñoñes, o simple y llanamente se pasa de fantasioso.

Con estas producciones se pretende acercar, a los que se supone son el público en potencia, los jóvenes, adolescentes y tal vez a los niños, al vasto mundo de la literatura, o al menos eso es lo que yo he escuchado, pues sin dudar el objetivo primordial es vender. He aquí cuando la literatura pierde esa concepción romántica, sobre que es una expresión artística, que concientiza y da vida al espíritu humano, además que como medio de expresión en la literatura se resulta ser más libre, ¿pero se estará perdiendo esta libertad? Nuestras letras se deforman, y se limitan a un sólo sentido: el monetario.

“voy a leer más, (ya leíste tu propósito de todos los años)” dice uno de los slogans de la reciente campaña publicitaria sacada por la editorial Gandhi. El marketing es utilizado también por la industria editorial, Gandhi, ha utilizado este sistema tanto como para vender como para impulsar a la gente a leer. Tal vez por el problema de los pocos lectores que se tienen en este país, y de igual forma para que el público lector se acercara más a los libros publicados por Gandhi[3].

Algo más que llamó mi atención de esta campaña publicitaria fue una serie de nombres de literatos, reconocidos como Julio Verne, García Márquez, Marqués de Sade, Neruda, y otros, con los logos de algunas bandas de heavy metal o rock, lo que me hace a pensar que van encaminados aun publico específico. Las demás imágenes son un grupo de mensajes, la mayoría cómicos, y desde el color se nota la intención de llamar la atención.

“La obra es gracias al lector” dice Octavio Paz, y en sí esto es muy real, el público lector somos los que damos vida a una obra, a un género, a una sociedad de libros. Y es por esto que las editoriales optan por atacarnos con este tipo de trampas publicitarias, que debo aceptar que son bastante buenas, y que el hacerlas es un gran esfuerzo, mis respetos para esta gente. Además recordemos que ahora podemos conseguir libros por internet de manera gratuita, y esto significa una baja en las ventas para las editoriales, aunque aun conozco mucha gente que prefiere tener su libro como materia tangible, yo me he convertido en aquellos de la idea, de que si está en la internet mejor lo descargo de ahí, la gran biblioteca virtual. Y así he conseguido varios libros algunos de ellos que ya no están a la venta o que son publicaciones que no tuvieron mucho auge.

Y ese es el problema con las editoriales, y para los creadores también resulta un gran lío, por lo mencionado antes, que prefieren o dan más prioridad a escritores reconocidos o literaturas de bajo sentido crítico y aportativo. O de igual manera si es que no estamos en los centros de producción artística, es decir las ciudades grandes, aquí en México por ser un país esencialmente centralista desde la independencia resulta ser así,

“la capital sigue representando un mercado seguro […] para cualquier producto artístico. De ahí, quizá, la poca importancia que oficialmente se le da, en provincia, a la producción editorial.”[4].

En zacatecas abundan los creadores literarios, ya que hay talleres de creación literaria y además de esto existen otros tipos de apoyos, lo que si hay y muy poco son lectores zacatecanos, Esto denota una cierta discriminación a los creadores, ya sea porque si son nuevos en el campo de la literatura, o porque en su cuidad no encuentran cómo o dónde publicar, si es que buscan que su libro sea leído.

Resulta pues una gran odisea el publicar una obra literaria en Zacatecas, sí bien no alta, pero por lo menos de buena calidad. Se pueden hacer producciones meramente artesanales, y de buena calidad pero ahí mismo entra el ser reconocido, la obra está, pero si no es leída o por lo menos escuchada no existe, y esto nos queda muy claro, ya que nunca podremos comparar Aura de Carlos Fuentes, por ejemplo, con alguna obra de un autor que no tiene el peso ni el reconocimiento de éste.

No hay muchos escritores, no reconocidos, que logran publicar su obra y, otros menos que logran ser leídos, y muy pocos logran que su obra sea reconocida.

“El problema en zacatecas está en el alto costo de producción […] Y una ausencia notable es la carencia de profesionales del libro en todas las fases de la producción. “[5].

Esto exige un cambio en tanto a las políticas de producción en Zacatecas, ya que literatura también significa inversión, deberíamos presionar a las autoridades para invertir más en la rama cultural del estado, y así obtener beneficios como creadores. La producción en zacatecas puede darse, pues es una ciudad turística, es decir una razón más para venir a Zacatecas, debería ser, el saber para los visitantes, que encontrarán buena literatura, y lo mejor de todo hecha en el estado.

Entonces, si tenemos un resultado positivo, podremos darle aportaciones capitales al estado, valor a la literatura zacatecana, valor a los literatos zacatecanos, además de reconocimiento y de igual forma dinero para ellos. Todo se resume en esta pequeña palabra: dinero, que en esta sociedad capitalista, y más en esta época de crisis, es tan importante como el amor.



[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Capitalismo

[2] Schavelson Guillermo La situación actual del negocio editorial Ponencia presentada al Encuentro Iberoamericano de Mujeres Narradoras, Lima, agosto 1999 http://jamillan.com/agente.htm

[4] García Encina Edgar Adolfo, La cultura del centro y la cultura excéntrica, Juan José Macías, Literatura regional: definición y crítica, México, primera edición 2008, Pp. 47

[5] Ídem P.p. 54

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