sábado, 9 de octubre de 2010

Sueño erótico



Me sorprendí al ver tu rostro efímero, enfermizo, con esa mueca de placer orgásmico-dionisiaco, sencillamente asqueroso; jodidamente asqueroso. En tu boca yacía una obsesión…masturbarte, tus ojos amarillentos y tus famélicas manos se dirigían a una dirección y con un propósito; pellizcarme las tetas.

Al caminar, tu mirada me pesaba en las nalgas. Sabía que en tu cabeza retorcida me desnudabas completita y ahí, en plena calle, me cogías. Lo peor es que nunca dijiste ni un piropo, que no hubiese dado porque dijeras: “con esa pepa, haz de mear champaña… mamacita”; así con ese acento chilango del que tenías cara…Qué rico.

Que podía hacer, me encantabas. No había hombre tan perfecto como tú; y no lo había. Un día me vestí lo más provocativa que pude, zapatillas altas, minifalda, blusa de tirantes, cabello suelto. Te pensé y apareciste, me contonee un poco, y note la misma cara asquerosa de siempre. Pero tu deseo no iba más allá de la imaginación. No eras tan perfecto; no pude crear mi hombre perfecto.

Y por la noche moriste en mis sueños; no dijiste adiós. Al final, sólo vi tu cuerpo disolverse en la niebla de la noche en que soñé que tal vez me harías tuya.

aXesina

1 comentario:

  1. Cuando el deseo se queda en la nada y no puedes salvarlo ni en sueños es un tanto frustrante. Se quedan las ganas, la sensación de que pudo haber sido tan bueno, pero a veces eso es mejor que el "de lejos me gustabas más"

    Ten cuidado con "se dirigían a una dirección", con dirigir ya sabemos que tiene una dirección, es pleonasmo.

    Me gustó el relato, el final es muy bueno.

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